Cofieso que he vivído
Confieso que he vivido
según me fue saliendo.
Según me surgió,
según me lo fue pidiendo
el corazón, la luna y los aguaceros.
Confieso que siempre intenté
mantener en pie todo aquello
en lo que sigo creyendo,
que a veces lo conseguí
y que en otros ratos
esgrimí banderas
que me distorsionaban
por completo.
Confieso que amé
y que fui amado,
que canté y fui cantado,
que soñé y fui soñado.
Confieso que pasé
largas veladas
a la deriva de mi mismo.
Que encallé en los lodazales
oscuros de la inexperiencia.
Que planté banderas
y árboles frutales
en arenas movedizas.
Que fallé, que caí, que mentí,
que lloré, que sin quererlo
o sin saber que lo quería
hice daño,
que me equivoqué
con uñas afiladas unas veces
y con la zarpa almohadonada, otras...
Confieso que busqué, busqué, busqué...
confieso que nunca perdí la fe,
y aunque alguna vez deambulé
desorientado nunca me rendí
hasta encontrar la ruta
hacia el dorado.
Confieso que busqué, busqué, busqué...
confieso que interpreté
con tal fiereza mi lucha
que al final acabé encontrando...
Confieso que concurrí
con la alegría...
confieso que he vivido...
confieso que por ello
y por como me dejaron
vivir estaré siempre
en deuda con los dioses,
con el mundo y con el ser humano...
Confieso que he vivido...
confieso que soy consciente del regalo.