L'orizzonte (El horizonte)
L’orizzonte
L’angelo comanda gratitudine,
punta la torcia intatta perché sia luce cieca,
guizzo negli occhi delle maschere sonnambule.
Con madre Solitudine
consumi il miele aspro delle vergini,
fra casupole declinanti e gigli selvaggi,
in lagrime gravide di colpa.
Muore il colibrì ai piedi del rovere,
si disseta il leone alla fonte inesauribile,
c’è una roccia che precipita
e la croce dell’orizzonte squarciato.
La luna tramonta, vespero si spegne,
e il mio occhio vede la Luce unica nell’orizzonte sempre nuovo.
E non mi stanco di Te,
Albero aperto.
El horizonte
El ángel ordena gratitud,
apuntala una antorcha intacta para que sea luz ciega,
caracolea en los ojos de las máscaras sonámbulas.
Con madre Soledad
consumas el miel áspero de las vírgenes,
entre tugurios declinantes y lirios silvestres,
con lágrimas grávidas de culpa.
Muere el colibrí a los pies del roble,
el león sediento bebe en la fuente inexhausta,
una roca precipita
y es cruz el horizonte desgarrado.
La luna fenece, el lucero se apaga,
y mi ojo ve la Luz única en el horizonte siempre nuevo.
Y no me canso de Ti,
Árbol abierto.